El maíz como punto de partida: la historia de los Montechiari
10 de febrero de 2025
Desde la localidad cordobesa de Monte Maíz, transforman el cereal en leche y luego en quesos, y le dan trabajo a más de 70 familias.
El maíz es mucho más que una planta, mucho más que un cultivo, mucho más que un cereal que dio impulso al desarrollo de las civilizaciones andinas. El maíz, ese mar verde y anaranjado que embellece a distintas regiones de la Argentina, es el punto de partida para múltiples cadenas productivas, es la materia prima a la que se le agrega valor transformándola en proteínas y en energía, enriqueciendo en ese camino la vida de miles de personas. Ejemplo de ello es Keisy Montechiari, una joven bióloga de la localidad cordobesa de Monte Maíz, cuya empresa familiar utiliza el maíz para producir leche en un tambo de última tecnología, y con esa leche elabora quesos y dulce de leche generando empleo para nada menos que 68 familias de su comunidad.
“El maíz para nosotros es una inversión enorme que tenemos que súper cuidar para nuestros animales”, afirma, y detalla que cada año siembran entre 800 y 850 hectáreas del cereal, de las cuales unas 150 se cosechan como grano y el resto se pica para ensilar. Todo lo que producen y otro tanto que compran a terceros es destinado a la alimentación del rodeo lechero. Después, con el estiércol de las vacas, se produce un abono orgánico de alto valor nutricional que va a parar a los lotes agrícolas.
“Necesitamos tener un maíz de buena calidad, con muy buena digestibilidad para los animales. Este año se nos adelantó todo en esta zona y no llovió nada, entonces todos los picados que pensábamos hacer a mediados de febrero ya se hicieron a fin de enero”, dice Montechiari.
Luego detalla que esa tarea la realizaron con hasta tres picadoras en simultáneo para poder finalizar a tiempo y obtener la calidad óptima con un porcentaje de materia seca de entre 30 y 32 por ciento y los granos muy bien partidos, de manera que el silo tenga buena digestibilidad y sea eficiente en la producción de leche.
“Por lo general el promedio de rendimiento acá es de 120 quintales por hectárea, pero por la sequía ha bajado un poco y está en 105 quintales. Estuvimos sembrando entre octubre y noviembre, más o menos a mitad de noviembre llegamos a lo último, tratando de hacer maíces de primera, pero no nos llovió más”, comenta.
En el establecimiento de los Montechiari hay cerca de 3.600 animales, de los cuales 1.400 son las vacas en ordeñe. Cada categoría tiene una dieta diseñada específicamente. “De silo de maíz molido consumimos 11.500 kilos por día aproximadamente, y de silo estamos usando 64.000 kilos por día. Para nosotros es un gran consumo, entonces nos obliga a tener también un stock. También usamos harina de soja, cáscara de soja, burlanda seca, semilla de algodón”, enumera, y detalla que en pleno verano, en una parte del tambo en la que se realiza ordeñe robotizado, la producción es de 40 kilos de leche diarios por vaca, más o menos unos 57.000 litros por día.
Con todo ese volumen de leche, los Montechiari continúan el ciclo de agregado de valor y la procesan en una fábrica propia para elaborar leche en polvo, crema, dulce de leche y una gran variedad de quesos blandos, duros y semi duros, llegando al mercado con tres marcas distintas.
Así es como desde el este de Córdoba, en lugar de viajar cientos de kilómetros hasta el puerto el maíz se transforma en productos de alto valor, y en el camino genera desarrollo local y les da trabajo a muchas familias de la comunidad.
”Nosotros decimos que somos una gran familia porque realmente pasamos mucho tiempo todos juntos. En el campo propiamente dicho, entre agricultura y toda la parte ganadera, son 68 personas más o menos, y después tenemos la fábrica de lácteos con unas 15, así que somos muchas”, concluye orgullosa Keisy Montechiari.